Hoy es el día del amor
y tenemos que reconocer que,
le pese a quien le pese,
se lo ha ganado a pulso.
Se lo merece porque sigue vivo
a pesar de todas las veces que hemos querido matarlo.
Porque sigue creyendo él mismo
sin importar todas las veces que nosotros lo hemos dado por perdido.
Porque sigue siendo capaz de unir a más gente de la que separa
porque no pierde tantas guerras como gana.
Porque es la bala
no el cañón ni quien dispara.
Es el perdigón
lo que te atraviesa
lo que te inunda
lo que te cala
lo que se clava.
Pero no es la intención,
ni el interés.
No es el engaño
la falta de afecto
o el exceso de orgullo.
El amor es el sentimiento más bonito que te pueden disparar.
Si alguien se atreve a apretar el gatillo contra ti
no lo dudes y aprieta también.
Porque todo lo bueno que está por llegar
merece la herida que te va a abrir
por mucho que luego lo intentéis
y no la sepáis cerrar.
Pero para eso está Tiempo,
el jefe de cirugía de la planta de las emociones.
Una vez estéis curados,
cuando os den el alta,
aunque no lo creáis,
aunque no os veáis capaces,
volveréis a disparar.
Y os volverán a amar.
Porque el amor
es un arma de cartuchería ilimitada.
Nunca se acaba.
Siempre hay más.
Y no es rencoroso,
no le importa tener mala publicidad.
Es modesto y nos deja odiarle
pues sabe que al final
nos va a recuperar.
Por eso y por muchas cosas más,
yo, Amor, agradezco tu existencia
y aún mas
tu poder y tu fuerza.
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