Pienso en tantísimas cosas que no puedo pensar en ninguna,
tengo tanta desgana que no puedo parar de moverme,
llueve y ya me he ahogado por no hacer pie...
Cuanto me esfuerzo en esforzarme...
Lo juro.
Sé que equivocarse no está mal
pero que algo no me salga bien, me sabe fatal.
Por ejemplo, hablemos de la palabra vivir.
A mí por ejemplo me da pereza,
no porque no me guste estar viva
sino porque con vivir no es suficiente
además de eso, tienes que existir y eso es lo complicado.
Me he dejado las uñas, los dientes,
podría decir que practicamente soy un muñeco lleno de costuras cutres
solo por culpa de ese verbo.
Hacerte notar, hacerte visible
convertirte en alguien
y ya que te pones, no alguien cualquiera, sino ese alguien.
Ese en especial
ase alguien al que admiran todos los demás...
No sé qué pretendemos.
Fui esclava de la necesidad por gustar durante mucho tiempo
y aún no sé qué es lo que quería demostar.
Supongo que creía que si me hacía lo suficientemente notable
si dejaba de ser tan simple
alguien me rescataría y me sacaría de la jaula en la que yo misma me había encerrado.
A lo mejor es miedo
miedo de ser olvidados
de que la gente se termine nuestro capítulo y no vuelvan a abrir el libro.
No sé,
nadie dijo que nada fuera fácil
nadie dijo que algo fuese difícil
tampoco nadie avisó de que a veces las cosas parecen imposibles.
¿Será al menos factible?
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