A veces pasa que te enamoras
y no sabes que será la última vez que lo hagas.
A veces das un beso
un abrazo
un grito
y no te darás cuenta de que te estabas despidiendo
hasta que pase el tiempo
hasta que no te atrevas ni a saludar
“hola, ¿qué tal?”.
Yo ni siquiera me atrevo a pensar en tu nombre,
siempre que lo hago, duele
araña, raspa, rasga.
Mi corazón queda como unas cortinas de salón
después de bailar con un gato que no para de pisarle los pies.
Asique utilizo uno de los girones y me vendo los ojos
como un niño pequeño que piensa que, si no mira,
no existen los monstruos.
A mí lo que me asusta es volver a querer
y que no sea a ti.
Tengo miedo de empezar de cero
de no necesitar tu aliento
de encontrar algo bueno, pero no perfecto.
Me gustaria empezar de nuevo, contigo.
Hace poco me dijeron que dejase de buscar el amor de mi vida,
y empezara a buscar amor en ella
pero no se como se hace eso cuando estás partida y no sabes querer a medias.
He intentado olvidarte
te he escondido detrás de un montón de mentiras que me he contado
para no echarte de menos
Me he esforzado por no volver a sentir nada
y me he arrepentido cuando he querido volver a hacerlo.
Han muerto esas mariposas que revoloteaban en mi estómago
cada vez que nos traías la primavera
no me acuerdo de cómo se siente en mi espalda
una de esas caricias que me hacen dudar dónde acaba mi columna
y dónde empieza la mano de otra persona.
Tampoco de la manera en la que la besas
cuando te das cuenta de que quieres pasar tres eternidades con ella.
Ni la forma en la que la miras para decírselo todo
sin necesidad de decir ni una sola palabra.
Aún se pronunciar un te quiero,
no siempre me lo creo
pero a veces no te pienso.
Ojalá no encuentres otro lugar dónde afilarte las uñas.
Ojalá no me tenga que conformar con otras.
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